Cómo se construye el templo mormón en Bahía

Es imposible no verla. Por tamaño, por cantidad de gente
empleada y por situarse en uno de los accesos a la ciudad. La obra que lleva
adelante La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días (nombre
real del coloquial “mormones”) es imponente.
Lo más próximo a la avenida Cabrera que se edifica es el
Templo, el equivalente en el cristianismo a una catedral. En Argentina hay solo
cuatro. Bahía Blanca tendrá el quinto y será un faro de congregación sumamente
especial para toda la Patagonia, ya que para sus miembros no se trata de una
simple construcción, es la casa del Señor.
Pero no es el único edificio dentro del predio, que contará
con otros espacios religiosos, además de un área de mantenimiento del espacio y
una residencia en donde vivirán los presidentes y podrán alojarse otros miembros
de la iglesia que lleguen desde lejos.
Según pudo saber esta redacción, actualmente hay más de 300 obreros trabajando allí. Las labores se extienden hasta el sábado inclusive. Según lo planeado, el Templo podrá abrir las puertas el venidero año, para que todos, miembros y no miembros de la iglesia, conozcan por dentro esta maravillosa obra arquitectónica.
Como adelanto de lo que se vivirá en 2025, en esta visita, la amabilidad abundó y los detalles no pararon de caer. Todo está pensado al detalle y la ejecución es perfecta. No hay otra manera de explicarlo.
El granito que rodea al Templo fue traído de San Luis,
mientras que el mármol llegó proveniente de una mina en Portugal. Acá se
manipuló y adecuó. Al mismo tiempo todas las fachadas tienen detalles que
resaltan el carácter portuario de la ciudad. Olas y caracoles se aprecian a
simple vista.
El vitral de las ventanas se está preparando en Buenos Aires y próximamente será colocado, lo mismo que la cúpula. Aquí un detalle que al ojo común puede escapar, pero no así a aquellos que conocen al menos algo de la historia de la iglesia fundada por Joseph Smith en 1830.
Por una nueva directriz de quienes presiden la congregación a nivel mundial, ya no se coloca en lo alto la imagen distintiva del Ángel Moroni dorado, por lo que el Templo bahiense, al igual que el levantado en Mendoza, serán los primeros en nuestro país en no poseerlo.
Tras recorrer el perímetro, el paseo avanza y es tiempo de
ver cómo quedará todo finalizado. Mediante una charla dinámica y amena en una
sala de conferencias, las imágenes en 3D terminan de clarificar la
majestuosidad que está próxima a terminarse.
Por último, y mientras los gatos que se han vuelto mascotas
del predio miran atentos mientras toman sol, los encargados de la charla
agradecen el tiempo destinado e invitan a todos a volver cuantas veces quieran.
Claramente la apertura hacia la comunidad es plena.
Todos aquellos que quieran vivir esta experiencia lo pueden
hacer. Es gratis. Las visitas, en números que no deben superar las 20 personas,
se dan de lunes a viernes, tanto de mañana como de tarde, mientras que los
sábados solo ocurren en horario matutino.
Para anotarse y obtener más información, pueden escribir al
WhatsApp 2916450542, donde el Elder Beckstead los guiará en todo.
En resumen, una experiencia única que vale la pena llevar
adelante, seas creyente o no.