Detectar estas
señales a tiempo es crucial para preservar la salud visual de nuestros
compañeros de cuatro patas, y para ello es recomendable que sean evaluados
por un especialista en oftalmología veterinaria.
Existen diversos
síntomas que pueden alertarnos sobre el desarrollo de una patología ocular
en nuestros perros y gatos. Entre las señales más comunes de dolor o
incomodidad se encuentran el frotamiento constante de los ojos con las
patas, el lagrimeo excesivo, la presencia de secreciones oculares anormales, el
enrojecimiento ocular, la opacidad en la córnea y cambios en la coloración del
ojo. Además, algunas alteraciones en el comportamiento, como
dificultades para moverse en entornos oscuros, tropezar con objetos o mostrarse
más retraídos, pueden ser indicativos de pérdida progresiva de la visión.
Si bien la ceguera no
es el síntoma ocular más común en los animales, sí se presenta con relativa
frecuencia. Esta condición no está determinada exclusivamente por el sexo o la
raza, aunque ciertas razas tienen una mayor predisposición genética a
desarrollar enfermedades oculares. Asimismo, factores individuales como la edad y la presencia de enfermedades
sistémicas, como la diabetes, aumentan el riesgo de afecciones visuales,
entre ellas las cataratas.
Es importante destacar que muchas enfermedades oculares suelen evolucionar de manera crónica, mientras que otras pueden manifestarse de forma aguda. En ambos casos, un diagnóstico tardío o un tratamiento inadecuado pueden derivar en la pérdida parcial o total de la visión e incluso en la afectación irreversible del globo ocular.