Por Pablo Romera (@pabloromera)
Para muchos puede empezar como un pasatiempo, algo divertido, para otros no. La mayoría de los apostadores casuales dejan de apostar cuando pierden o establecen un límite de cuánto dinero están dispuestos a perder. Sin embargo, las personas con un problema de juego compulsivo sienten el impulso de seguir jugando para recuperar su dinero, un patrón que se vuelve cada vez más destructivo con el tiempo.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoce la ludopatía como una enfermedad emocional que afecta aspectos de la vida personal, familiar, laboral, social y económica de quien la padece. Esta confirmación fue en los años 90, imaginen el crecimiento exponencial si tenemos en cuenta que luego llegaron las redes sociales y las apuestas online.
Para comprender de qué se trata esta enfermedad y sus consecuencias, recurrimos al Doctor, Roberto Ré, Médico especialista en psiquiatría y Director/Fundador de Red Sanar.
“Lo primero que tenemos que identificar en personas con estos trastornos, son algunos signos y síntomas del juego compulsivo. Suelen estar preocupados por apostar, como planificar actividades con apuestas constantemente, y por cómo obtener más dinero para apostar. Tienen la necesidad de apostar cantidades cada vez mayores de dinero para sentir la misma emoción. Intentan recuperar el dinero perdido apostando más., se sienten intranquilos o irritables cuando se intenta dejar las apuestas. En general, las apuestas sirven para evadir los problemas o aliviar sentimientos de impotencia, culpa, ansiedad o depresión”, explica el doctor.
Las consecuencias pueden ser muy graves, no sólo desde lo económico, sino también para el entorno familiar. “Comienzan mintiéndoles a sus familiares o a otras personas para ocultar la gravedad de la manera en que juegan compulsivamente. Luego empiezan a pedir dinero a familiares y amigos y en algunos casos llegan hasta cometer actos delictivos para poder hacerle frente a los apuros financieros. Eso, sin dudas, pone en riesgo, desde un trabajo hasta la propia familia o las personas más queridas”.
Según las estadísticas del Observatorio de Adicciones y Consumos Problemáticos, el 30% de la población mantiene algún tipo de vinculación con el juego, y dentro de ese porcentaje el 95% corresponde a personas que lo hacen recreativamente, 3,5% son jugadores problemáticos y 1,5% compulsivos. En la Argentina hay unas 19 millones de personas que juegan asiduamente, mientras que 7 de cada 100 argentinos pueden ser considerados adictos.
Como explicamos anteriormente, la aparición de las redes sociales y las apuestas online, hicieron crecer esa estadística. “La adicción a los juegos en línea aumenta entre los adolescentes porque crecen los consumos diversos (alcohol, drogas, las pantallas, las redes sociales) y bajan las edades de inicio. Los juegos de apuestas tienen la particularidad de ser legales en la Argentina; no se está haciendo nada ilegal”, continúa remarcando el psiquiatra.
La pandemia naturalizó muchas actividades que antes eran presenciales y que ahora adoptaron el formato virtual. “Los adolescentes jugaban en la cuadra, en la vereda, en los clubes. Ahora juegan en sus casas o en las escuelas a través de las pantallas. La edad de iniciación promedio es a los 15 años, pero psicólogas y psiquiatras especializadas en adicciones están recibiendo consultas por chicos de 12 años”, revela el doctor.
¿Qué pueden hacer las personas que tienen esta enfermedad?
“Existen diferentes formas de atacar el problema. Se puede buscar apoyo profesional de un psicólogo especializado en adicciones al juego, en algunos casos, también es necesario un tratamiento farmacológico como los antidepresivos y los estabilizadores del estado de ánimo pueden ayudar y ser eficaces para reducir el comportamiento de juego. Hay lugares de jugadores anónimos, un programa de ayuda mutua basado en 12 pasos, también se pueden establecer barreras físicas y financieras para evitar la tentación de jugar.”
Como en otras problemáticas, siempre el ideal para enfrentar este tipo de flagelos, es la prevención. “Un aspecto básico de la prevención primaria es la información adecuada a la población de que el juego puede generar dependencia. La divulgación de las características de este trastorno puede prevenir su desarrollo, así como aumentar la demanda de tratamiento. Medidas más concretas, como la de anunciar en los locales de juego, en un lugar visible, determinados mensajes, pueden resultar también útiles”, advierte el especialista en psiquiatría.
Para finalizar, el Doctor Roberto Ré, nos dejó algunos consejos para aquellas personas que sienten que están atravesando este difícil proceso y no saben cómo actuar o reaccionar.
“Es muy importante que acepten el problema, busquen ayuda, controlen el dinero, evitar lugares relacionados con el juego, buscar nuevas actividades, reconocer las situaciones que te dan ganas de jugar y evitarlas, informarse sobre la ludopatía y para los que están cerca de una persona con este problema, conversar e intentar entender como relaciona el juego con aspectos de su vida”.
En Bahía Blanca podés contactarte con el Centro de Asistencia al Jugador Compulsivo. La oficina está en Lavalle 229 de 9 a 17hs y el teléfono es (0291)155 767117 o 0800-444-4000