La historia de Verónica Hermosillo, la mujer que murió el miércoles en el Hospital Interzonal Dr. José Penna a causa de una tardía y
negligente atención según refirieron sus familiares, le abrió la puerta a otros
casos.
A raíz de esta publicación realizada por BHInfo, otra mujer
se comunicó con la redacción para contar su historia, la cual, de milagro no
tuvo también un fatídico final.
La damnificada, que de momento prefiere preservar su nombre,
le contó a este medio que llegó el 15 de julio a ese centro asistencial llevada
en patrullero, ya que momentos antes se había desvanecido manejando su auto.
“Me desmayé varias veces. Solo sentía un fuego en mi pierna.
Una pelota que me dolía. En la guardia me hicieron esperar un rato hasta que un
médico vino, me atendió de mala gana y me dijo que lo que tenía era un ataque
de pánico” afirmó.
“Me dieron una pastilla que me dopó y así me enviaron a mi
casa. Yo no podía ni caminar” recuerda.
Continuando con su relato, reconoció que “en la madrugada me
levanté para ir al baño y la pierna no me respondía, me dolía muchísimo. Por
fortuna mis hijas estaban había y sin perder tiempo me llevaron a Maternidad”.
Los médicos del Hospital Privado del Sur le dieron otro
diagnóstico muy lejano a un ataque de pánico: la paciente había sufrido una
trombosis y su vida pendía de un hilo.
“Me tuvieron que operar de urgencia, sacaron el trombo y me
salvaron incluso la pierna. Me dijeron que la operación fue larguísima y que
estuve a punto de morir” admitió.
“Ellos descubrieron que tenía una calcificación en la vena
aorta al a salida del corazón, y que se había desprendido un pedacito de esa
calcificación y eso generó la trombosis. Nada que ver a un ataque de pánico”
contó aún indignada.
“Le agradezco a mis hijas y a esos médicos, porque sin ellos
hoy sería simplemente alguien que murió por un paro cardíaco en su casa. Nada
más” reconoció emocionada.
“Me acuerdo que el día que fui al Penna justo jugaba
Argentina con Colombia. El médico esperó a que termine el partido para
atenderme, y si bien yo le decía que me dolía muchísimo la pierna, él insistía
en que tenía que ir a un psiquiatra para que me medique y que con la pastilla
que me daba en ese momento se me iba a pasar” acotó.
En los próximos días esta mujer deberá afrontar una riesgosa
cirugía para lo cual se viene preparando con una batería de pastillas. “Tienen
que abrirme por la espalda, correr el pulmón, trabajar sobre la calcificación,
y si no llegan por ahí, me deben cerrar y abrirme por adelante. Incluso quizás
necesiten pararme el corazón. Cuando pase todo esto iniciaré las acciones
legales” admitió.
“No pueden jugar así con la salud de las personas. Me
llegaron a decir que me entraron a la guardia porque el patrullero venía con
las sirenas, sino me dejaban afuera porque no tenía nada… hoy estaría muerta”
cerró.