Bahía fue testigo en las últimas horas de un homicidio que
por sus características y hermetismo, lo ponen entre los más llamativos de los
últimos años de nuestra ciudad y la región.
Según pudo saber la redacción de BHInfo, todo inició el
viernes por la noche, ya comenzado el sábado, con un llamado al 911.
Una mujer aseguraba que su marido se había descompuesto en
el baño y a raíz de esto, falleció. La policía llegó al lugar y dio fe,
creyendo que se trataba de una muerte natural.
Se hicieron los llamados pertinentes y fue así como la
cúpula mayor se apersonó a calle Mendoza 1292, con Gonzalo Bezos a la cabeza.
Los agentes sostenían esa teoría: el hombre se descompuso y murió. Pero aún
faltaba que interviniera la justicia.
Los primeros en desconfiar de la hipótesis fueron los
peritos, y con el paso de las horas todo se volvió mucho más oscuro y
complicado.
Este medio tuvo acceso al expediente y allí quedó registrado
que la muerte de Máximo Bocci fue sumamente traumática y muy distante de ser
algo natural.
El área de científica encontró manchas de sangre en casi
toda la casa, principalmente en un lavamanos ubicado afuera. Cuando quisieron
hablar con la esposa se toparon con otro detalle: se la habían llevado al
Hospital de la Asociación Médica.
Al ir a entrevistarse con ella, la adulta mayor tenía el
rostro con visibles marcas de golpes, lo mismo que uno de sus brazos. Según
dijo, no se acordaba de absolutamente nada de lo que había pasado, solo que su
esposo se había descompuesto en el baño.
La idea de terminar el trabajo rápido por haber sido un
deceso normal se había esfumado.
El cuerpo de Bocci fue a autopsia, la cual se practicó en la
mañana del sábado. Esa parte de la investigación fue reveladora y lo cambió todo.
Al hombre le encontraron al menos 7 golpes en ambos
parietales de la cabeza, más otros en el rostro que le hicieron hasta perder un
diente. Le fracturaron la nariz con algún objeto contundente, en las manos
tiene signos de defensa y como si fuese poco, murió asfixiado de una forma
sumamente dolorosa.
Como le ocurrió al afroamericano George Floyd en los Estados
Unidos a mano de un agente policial, a este bahiense de 75 le fracturaron la
laringe en uno de sus lados, en un acto que pudo hacerse con una rodilla. Esto hizo
que cuando intentó respirar, el aire fue para cualquier lado y así falleció.
Peor aún. Cuestiones técnicas que se describen aseguran que todo
esto, incluido su fallecimiento, se dio el viernes al mediodía, pero el llamado
al 911 se hizo recién comenzado el sábado.
Ante tanta evidencia a la fiscalía no le quedaron dudas: lo
mataron. De inmediato se pidió revisar cámaras de seguridad y fue así como se
descubrió que el viernes sobre las 14 una persona llegó a la vivienda de Bocci
y se retiró sobre las 17. No hay cerraduras rotas ni forzadas. Lo dejaron
pasar.
A esta altura la justicia, que hizo un excelente trabajo
ante lo que inició como muerte natural, no descarta ninguna hipótesis. En
principio, en el domicilio no hay faltantes físicos, pero se investigará en
profundidad.
De momento lo que se tiene es un asesinato y un misterio que
sobrevuela calle Mendoza. ¿Quién mató a Máximo Bocci y por qué?