Loreley Liberatti se animó. Empujada por varias voces editó su primer libro: "No voy a quedarme a ver como todo se derrumba", salió a presentarlo, a leerlo, a mostrarle al mundo de lo que era capaz. Si bien su profesión y su lugar de trabajo se destacan por el dinamismo, ella supo captar escenas de la vida cotidiana y llevarlas al papel. Loreley se fue hasta los estudios de Fm "Me Gusta" y conversó con Rubén García:
"Escribo desde que soy muy chiquita desde que aprendí a escribir, creo que cerca de los 6 años ya sabía leer, escribir, tengo diarios. Nunca había publicado nada y encontré a una persona que me dijo que había una historia para contar y me animé y acá estoy. Como curador tuve mi editor que es Nicolás Guglielmetti y el otro Nicolás, Nicolás Fernández Vicente que me acompañaron en ese proceso.
Yo lo conozco haciendo un taller de escritura creativa y cuando empezó a leer lo que yo escribía me dijo "che acá acá hay algo para publicar" y escuché la palabra "publicar" que para mí era ¿Yo publicar? ¿Un libro? Yo escribo mucho en mi trabajo, pero son textos que tienen que ver con lo jurídico que no tiene nada que ver con lo que está plasmado en el libro. Aproveché el ambiente laboral en el que yo me muevo y la experiencia de 10 años de trabajo en la Fiscalía como para poner un escenario que sea atractivo para el lector porque entiendo que ahí también hay un poco de curiosidad del que está fuera por ver qué pasa puertas adentro de una fiscalía".
Loreley nos cuenta la diferencia entre ser un escritor que solo escribe o uno que publica su obra: "Hay un acto de psicomagia, cuando uno lo saca de adentro y lo plasma en un papel, hay algo que cambia y qué llegó el debate: "escritor es el que escribe o el que publica". De estas cosas no hay una verdad, para mí escritor es el que escribe, el que tiene un interés por la escritura y no hay escritor sin que antes exista un lector empedernido. Yo me considero, voy tirar una frase polémica, poliamorosa de los libros, yo me puedo enamorar de muchos libros al mismo tiempo, leo muchos a la vez. Hago varios talleres al mismo tiempo de escritura, estoy haciendo uno en Anfibia sobre crónica de viaje, otro sobre escritura creativa en Buenos Aires con Lois, otro sobre poesía con Gustavo Yuste. Y en todos te mandan material y entonces tenés que estar escribiendo y leyendo mucho".
Sobre su primer libro, nos dice: "Yo no quería hacer un libro rebuscado. Es fácil de leer. De acuerdo a lo que me han dicho los que lo han leído y las que lo han leído, se han identificado con alguna de las cosas que le pasan a este personaje porque habla mucho de algo muy contemporáneo, la cuestión de cuando uno tiene una vocación no va a dejar que esa vocación lo aplaste, lo derrumbe por el simple hecho de que hacés lo que te gusta o ¿Hasta dónde está el límite? Cuando uno tiene un trabajo que no le gusta., el límite se lo pone uno mismo.
Entonces se dice a si mismo: "lo estoy haciendo para para cobrar el sueldo o porque tengo que vivir". Y eso no está mal, pero cuando tenés una vocación que en este caso habla de una vocación de justicia. La personaje también se pregunta ¿Yo quiero esto para mi vida? Yo que tengo la misma vocación de justicia que esta persona, estoy viendo que se derrumbó ante mis ojos ¿Qué voy a hacer yo con esto? ¿Qué decisiones voy a tomar en mi trabajo, en mi carrera, en mi familia? En mis relaciones, en mis vínculos. Se plantean estos interrogantes y hay bastantes cosas de autorreferencial, pero muchas otras no porque me lo permití".
En cuanto a su actualidad como escritora Loreley comenta: "ahora estoy en una etapa de producción de textos, de escribir. Tengo varios borradores sin terminar de distintas temáticas, en los talleres que hago llevo textos y son todos distintos, un día traigo una cosa, otro día traigo una novela, otro día traigo algo re fantástico, otro día algo más realista".