Hoy es el día del maestro, fecha que se eligió para conmemorar a Domingo Faustino Sarmiento que durante su gestión como presidente construyó 800 aulas y la población estudiante llegó a triplicarse llegando a casi 100.000 alumnos. Nuestra ciudad tiene pequeños Sarmientos dando vueltas por la cultura, pregonando, enseñando, transmitiendo y, por sobre todas las cosas, educando, desde la palabra y desde el ejemplo. Desde BHInfo te presentamos a tres pilares del arte local que para ser lo que son hoy, tuvieron personas que, generosamente les brindaron conocimientos y sabiduría. Virgina Falcón, Fernando Balestra y Rubén Cordi son maestros de maestros:
Fernando Balestra es pianista, docente e inquieto. Toda su vida se interesó por formarse, pero también por formar. En su día, recuerda a sus maestros:
"Yo tuve muchísimos maestros a lo largo de mi vida, porque primero desempeñé muchas actividades diversas, desde ser segundo Dan y profe de karate, hasta tener un emprendimiento de pastelería, tocar el piano, aprender el oficio de pianista acompañante de ballet y tocar jazz.
En varios momentos de mi vida tuve varias personas muy zarpadas culturalmente cada uno en sus diferentes momentos. También tuve algún profe con el que me hice amigo más tarde, que también, me inició en lo que es la filosofía, la historieta, el arte, el cine. Entonces voy a pasar a mencionar algunas de estas personas muy relevantes que he tenido a lo largo de mi vida.
Mis grandes dos maestros que tuve fueron mi maestra del conservatorio que fue la que me enseño a tocar el instrumento, la que me inició, me dio mis primeras herramientas y con la que me recibí, que es Beatriz Anón, que además de ser una gran profe, fue una gran artista.
Luego continué mi carrera con quien para mí fue la persona que me rompió la cabeza, mi mentor pianístico, la persona que me devolvió un poco la esperanza, porque es un instrumento muy arduo y el ambiente también es muy intenso, que es Dardo Scagnetti, un gran, gran, grandísimo maestro que hay en Bahía Blanca y que tiene muchos alumnos que tienen la suerte de tener cierta relevancia cultural en sus actividades, lo que todavía lo posiciono aún más como un magnífico docente, no solamente en la cuestión técnica mecánica del instrumento, sino en todo lo otro que nos rodea a los artistas y que no tiene que ver simplemente con la ejecución de un instrumento, con el compromiso y el placer del estudio y la ejecución del piano.
Después durante muchos años fui entre comillas deportista de alto rendimiento porque competía en karate, mundiales, torneos sudamericanos, torneos nacionales, internacionales, y ahí mi gran maestro fue Daniel Dodero, Meteorito, que también desde el karate, que es una disciplina que yo practiqué muy a conciencia y a muchísimo nivel, él me inculcó un montón de valores humanos y también en relación al arte y a la disciplina del arte, que también un poco me sirvió para abordar el camino del piano.
Después en el conservatorio tuve un gran maestro que fue Gabriel Di Cicco un profesor extraordinario, que me hizo conocer "El Eternauta", me hizo conocer a H.P. Lovecraft, el que me hizo conocer a todas las figuras relevantes de la cultura, de la mayoría de las cosas de ciencia ficción, era un profesor que nosotros teníamos en Historia. Está vivo obviamente pero ya está jubilado, y el cuarto maestro vamos a compartirlo entre dos personas que fallecieron, para mí todavía es un dolor muy fuerte hablar de ellos porque son gente con la que yo me crié y con la que consolidé una idea de artista, uno es Néstor Rayes, el gran impulsor del jazz en bahía Blanca. Hay mucha gente que lo ha hecho, inclusive nosotros somos impulsores, pero él fue el que armó las movidas más importantes y sin fines de lucro.
Y el otro, Raúl Soto, obviamente mi amigo, mi hermano. Raúl venía a cubrir todos los huecos porque yo era su admirador, fui su amigo, fuimos casi familia porque vivíamos todo el tiempo juntos, tocamos, compartimos un montón de cosas. Para un músico, para un artista, tener un ladero como Raúl o tener este tipo de personas que he nombrado es fundamental porque uno va construyendo una idea de arte y un camino apoyándose en otros.
Por último y lo más especial me gustaría nombrar a la maestra más importante, mí mamá, que sin ser docente me enseñó muchísimas cosas del mundo de la cultura y además me incentivo a tener disciplina y continuidad en las cosas. Es quizás la maestra más importante que tuve y además trato de hacer lo mismo con mis niñas y en esta etapa recuerdo como mí madre me iniciaba en el mundo".
Rubén Cordi improvisa, con casi todo, seguramente hasta cuando enseña. Sus talleres de Impro son exitosos no solo por su trayectoria sino por su forma de transmitir sus conocimientos y divertirse, punto clave. Antes de esto, él también tuvo personas que lo marcaron:
Mi abuela chela me abrió la puerta para ir a jugar con “La pulpera de Santa Lucía”, a partir de ahí todo fue curiosidad y aprendizaje. Pasaron horas de piano en Trelew, pasó también mi primera etapa de Conservatorio en los 80´, el aliento a vino de una profe de piano particular y pasó el punk rock de garaje en los 90´.
Mi primer paso por el teatro fue con Héctor Rodríguez Brussa en el antiguo teatro Poquelín de calle Zelarrayán 123 creo que en el 2000. En ese mismo teatro tuve la suerte de ver el primer Match de improvisación que se desarrolló en Bahía Blanca a cargo de Sergio Loudet (La Plata).
Ya inmerso en el mundo de la impro comencé transitar mi camino artístico tomando diferentes talleres y seminarios de teatro, clown, expresión corporal y comedia. Los más influyentes maestros en mi carrera teatral sin duda son Luciano Brindisi (Mar del Plata), Gustavo Tati Vallejos (La Plata) y Silvia Gutiérrez (Bahía Blanca).
Hace unos años retomé mis estudios en el Conservatorio de música de Bahía Blanca, en la carrera de saxo, donde tuve la suerte de asistir a inolvidables clases con Sebastián De Amicis. Hoy me encuentro cursando con otro gran maestro, Nicolas Leidi.
Pablo Macchi, Alexis Mondelo, Marcos Marchegiani, Vir Falcón y Seba De Amicis me enseñan todos los días… y hay más, pero lo cuento otro día.
Hay personas que enseñan siempre, incluso cuando no están enseñando. Son referentes, faros y portadores de sabiduría. A veces en una charla de bar, en una clase o, incluso, desde la creación. Virginia Falcón es una, y no solo reparte su conocimiento a gente más grande, sino que también lo comparte con infancias, maestra de maestras:
Mi desempeño como actriz y profesional se dio también de la mano de maestros, maestros bahienses, como es el caso de Silvia Gutiérrez y Felipe Hirschefeldt, Y maestros nacionales, como es el caso del maestro Carlos Foss, como es el caso de Alfredo Iriarte, investigadores del arte escénico, que me han acompañado muchísimo en la exploración del teatro y también a pensar los modos de entramarme con la pedagogía.
En cuanto al arte como enseñanza, habilita la mirada muchísimo más abierta y sensible, tiene que ver con la experiencia y con lo más subjetivo, entonces de repente no hay una fórmula y eso hace que lo pedagógico sea un camino de mucha construcción, de mucha paciencia, de mucho tránsito. es distinto a otros saberes de mundo que muchas veces nos ayudan a orientarnos en la vida un poco más desde la lógica o desde marcos más determinados sino que el arte habilita a modos de ver el mundo que su enseñanza también nos pone a los docentes como en la práctica siempre de lo nuevo de lo creativo, de la apertura.
Como alguien que vive en Bahía Blanca, reconoce que tenemos muchos espacios de formación, no solo académicas, sino también espacios que no forman parte del circuito formal, sin embargo, que tiene altísima calidad y que nos brinda muchísimas herramientas para la formación, como actores, como maestros y como artistas sobre todo.