Es recomendable evitar alimentar a su perro antes
de que ingrese a la pileta, ya que la mascota puede enfermarse e incluso tener malestar estomacal. Lo ideal es ingresar al agua tres horas
después de una comida. Otra precaución esencial es analizar la salud de su
perro. Comprobar si tiene gusanos intestinales, enfermedades de la
piel o cualquier otra complicación de salud y, de ser así, evitar el contacto con el agua.
Tratar que el perro se sienta muy cómodo para que pueda ingresar a la pileta como
le guste, o colocarlo lenta y cuidadosamente. Muchos tutores de perros cometen el error de tirar al animal al agua,
pensando que es una broma. Por el contrario, esta actitud puede generar un trauma muy grande e incluso lastimarlo.
Al igual que los
humanos, los perros sufren del calor,
suelen estar cansados y pueden sufrir quemaduras en las patas durante las horas
más calurosas del día. Lo ideal es
disfrutar los días de verano con ellos, en momentos en que el sol no está tan fuerte. Un consejo importante
es el uso de protector solar
adecuado para mascotas y aplicarlo en los oídos y el hocico para evitar
quemaduras.
No darle agua de la pileta
Las mascotas
pueden tener sed y beber agua de la piscina,
pero el cloro puede generarles malestar y hacer que vomiten. Es preferible
ofrecerles agua un ratito antes y así evitar un disgusto.
Algunas razas de orejas grandes como Cocker
Spaniel, Basset Hound, Labrador y Golden Retriever, necesitan especial atención. La
humedad y el calor favorecen la proliferación de hongos y bacterias en el canal auditivo de los perros. Por eso es muy importante secar bien con
algodón o gasas los oídos del animal.
Durante el mediodía o cuando las temperaturas son muy altas, es preferible no ingresar a la piscina y
mantener al animal en lugares frescos con agua fría a su disposición. Basta
colocar en su platito un cubito de hielo para que se mantenga fresquita durante
toda la tarde.