Cuando uno ve a un
gato acostado en una silla o en el suelo, dormido, y con un rayo de sol encima, puede notar con
facilidad el placer que esto causa en estos animales, sin embargo, ¿por qué
ocurre esto?
Al respecto, han surgido varias teorías, de acuerdo con lo que comenta ExpertoAnimal, sitio web especializado en bienestar de mascotas y fauna silvestre. Partamos de que los gatos son unas mascotas que aman dormir durante el día, lo que equivale a reponer fuerzas, y lo hacen preferiblemente bajo el sol. Esto, debido a que así pueden regular su temperatura, pues mientras están en total reposo, el calor corporal disminuye porque el felino está quieto, relajado y sin quemar energía.
Entonces, buscan compensar esa diferencia de temperatura y “prefieren dormir en zonas calientes o a
las que les den directamente los rayos del sol, como delante de las ventanas,
balcones o sofás. Porque los gatos también sienten el frío”, explican los
expertos.
Otra razón que motiva a los gatos a extenderse al sol es la vitamina D. Con los humanos pasa algo parecido a lo que ocurre con estas mascotas y es que la piel absorbe la luz solar y la sintetiza en la vitamina D, que es necesaria para que el organismo funcione adecuadamente.
No obstante, en estos animales hay una particularidad que hace que dicha labor sea más compleja. El pelaje bloquea los rayos ultravioleta encargados de este proceso, así que el aporte de esta vitamina es ínfimo comparado con otros seres vivos. Lo que sí aporta la cantidad necesaria de vitamina D a los gatos es una buena alimentación, por lo que esta debe ser equilibrada y adecuada a su edad.
Por último, los gatos
también toman el sol por el placer que les causa esta actividad. No hay
nada más que les guste a los mininos que tumbarse en algún sitio cálido y
confortable para echarse una buena siesta, pues les llama la atención la fuente
de calor que les aporta el exterior.