En esta
oportunidad, la temática es muy consultada
por la mayoría de las familias en estas épocas del año.
Obe comenzó explicándonos que es la fobia y sus características:
“Es un miedo excesivo
e irracional hacia un estímulo que, en realidad, no representa un peligro
directo. Este problema es bastante común
en los perros, aunque mucho menos frecuente en los gatos” comenzó explicando.
“Existen distintos
tipos de fobias en los animales, pero una
de las más comunes está asociada a una socialización deficiente durante la
etapa de cachorro. Por ejemplo,
cuando un perro nunca estuvo expuesto a
estímulos como tormentas, fuegos
artificiales o escapes de autos de manera gradual y controlada, puede desarrollar respuestas de miedo
cada vez más intensas al enfrentarse a estos ruidos”.
En otro tramo de la nota el especialista en conducta animal
explico:
“Es importante aclarar que este problema no tiene relación con la sensibilidad
auditiva de los animales. Si bien su capacidad auditiva es más aguda que la
humana, se centra más en frecuencias graves o agudas, no tanto en el volumen.”
“Los veterinarios especializados en comportamiento
insistimos en que la fobia debe tratarse
como un trastorno serio y abordarse a lo largo de todo el año. Intentar
resolverlo únicamente en los días previos a las fiestas es ineficaz y, en
muchos casos, contraproducente. Sin embargo, cuando ya estamos en pleno
diciembre, el foco debe ponerse en
minimizar los efectos adversos”.
A continuación Obe nos compartió estrategias urgentes para las fiestas:
Contención física: La "habitación del
pánico"
“Una solución inmediata consiste en preparar un espacio seguro donde el perro pueda
refugiarse y reducir el riesgo de autolesiones. La reacción fóbica a la
pirotecnia puede ser tan intensa que algunos perros llegan a atravesar
ventanas, romper vidrios o muebles, y lastimarse gravemente. Para evitar esto, acondicionemos un cuarto de la casa, un
quincho o cualquier espacio que no tenga objetos peligrosos, adornos, ni
elementos con los que el animal pueda herirse”.
“En este lugar,
podemos añadir un televisor o equipo de sonido que, al momento de los
fuegos artificiales, reproduzca música o ruido blanco a un volumen moderado, lo
suficientemente alto como para enmascarar los ruidos externos. También es fundamental incluir agua,
alimento, su manta o colchón favorito, y cualquier elemento que lo haga
sentir cómodo en un ambiente familiar”.
Actitud de los
tutores: evitar sobreproteger
“Si decidimos no confinar al perro y este manifiesta signos
de fobia durante la noche, es clave mantener una actitud tranquila y natural.
La sobreprotección, aunque bien intencionada, puede reforzar la respuesta de
miedo. Por ejemplo, si nunca levantamos
al perro en brazos o jugamos con él en el suelo, no debemos empezar a hacerlo
durante la exposición al estímulo fóbico, ya que esto podría consolidar la
asociación entre el evento y nuestra respuesta. Es preferible tratar de
transitar el momento con la mayor normalidad posible”.
Contención
farmacológica:
“En casos severos, la farmacología puede ser necesaria. Sin
embargo, no todas las opciones son
adecuadas. Las "gotitas" comúnmente utilizadas suelen tener un efecto
motor (es decir, inhiben el movimiento del perro) pero no reducen la
percepción del estímulo aterrador, lo que puede hacer la experiencia aún más
traumática. Afortunadamente, hoy contamos con moléculas más avanzadas que
ofrecen un efecto ansiolítico real. Es
imprescindible consultar con un veterinario antes de administrar cualquier
medicación.”
Por ultimo nuestro
amigo veterinario nos habló de planificación a largo plazo: prevención y
tratamiento:
“Es fundamental entender que la fobia a los ruidos no es un problema que se solucione de la noche a
la mañana. Una vez pasadas las fiestas, es el momento ideal para contactar
a un veterinario especializado en
comportamiento. Este profesional podrá diseñar
un plan de desensibilización y contra condicionamiento que aborde la raíz del
problema, evitando que la situación se repita en las fiestas del próximo
año”.