Desde hace años, la recomendación de dormir entre 7 y 9
horas por noche se ha establecido como una regla general para la salud.
Sin embargo, esta idea podría no aplicar a todos por igual.
Investigaciones recientes han demostrado que las necesidades de sueño son mucho
más personales y están determinadas por factores biológicos como el cronotipo,
es decir, la predisposición natural de cada persona a sentirse más activa en
ciertos momentos del día.
Mientras algunas personas rinden mejor madrugando, otras
encuentran su pico de energía al caer la noche. Además, la edad, el sexo e
incluso las estaciones del año influyen en la cantidad de descanso necesaria.
¿Cómo saber cuántas horas de sueño necesita realmente cada
individuo? Y más importante aún, ¿qué consecuencias tiene no respetar ese ritmo
natural?
De acuerdo con la Fundación Nacional del Sueño de Estados
Unidos, las necesidades de descanso cambian a lo largo de la vida.
Los recién nacidos requieren entre 14 y 17 horas de sueño al
día, mientras que los adolescentes necesitan alrededor de 9 horas. En la
adultez, la recomendación se sitúa entre 7 y 9 horas, y en personas mayores de
65 años, entre 7 y 8 horas.
Además, el sexo también influye: según Veena Kumari, de la
Universidad Brunel de Londres, las mujeres suelen necesitar unos 20 minutos más
de sueño que los hombres. Por otro lado, las estaciones del año también afectan
los patrones de descanso, ya que, al igual que ocurre en muchas especies
animales, los humanos tienden a dormir más durante el invierno.