Rafa Carbajal, ingeniero bioquímico especializado en alimentos y divulgador científico, explica que, según un informe del Departamento de Salud de Canadá, los recipientes de comida y agua de los animales deben lavarse al menos cada ocho días. No hacerlo con esta frecuencia aumenta el riesgo de que los animales, e incluso sus tutores, se expongan a microorganismos dañinos.
Sin embargo, los expertos recomiendan una limpieza aún
más frecuente, sobre todo en el caso de los bebederos, ya que el agua estancada
puede favorecer la proliferación de bacterias.
Según la FDA, los recipientes deben lavarse de la misma
forma que los platos de los humanos. Carbajal detalla los pasos clave para una
limpieza adecuada:
Antes de servir la
comida: Es recomendable lavarse las manos y evitar usar el mismo plato del
perro o gato para sacar las croquetas del envase. Se sugiere utilizar una
cuchara exclusiva o verter el alimento directamente desde la bolsa.
Después de cada
comida: Retirar los restos de comida y lavar el plato en el área designada
para ello. Se debe utilizar una esponja o cepillo exclusivo.
Uso de agua caliente:
Se recomienda lavar con agua a unos 70°C para una desinfección más efectiva.
Secado adecuado:
Tras el lavado, el plato debe secarse con una toalla de papel para evitar la
acumulación de humedad y bacterias.