Las elecciones del PJ nacional y la decisión de Cristina Kirchner de volver al ruedo y de sumar a Federico Subielles a su lista, complicaron la estrategia que desde siempre utilizó el ahora intendente: ocultar al kirchnerismo.
Es que el peronismo, acostumbrado a pelearse, dividirse y juntarse, en los momentos de mayor disputa por el poder, suele ser bastante sanguíneo. Por eso, como ya se dijo en otros momentos, no se aceptan tibios, o se está de un lado o del otro. En esa dicotomía se encuentra el intendente hoy.
La primera encerrona fue en el acto que organizó Máximo Kirchner en La Plata, una muestra de músculo político del “operativo clamor”.
El intendente, acostumbrado a comunicar absolutamente todas sus acciones en sus redes sociales, quiso pasar desapercibido en ese encuentro. No hubo comunicación oficial ni partidaria de ese viaje, no hubo posteo en sus redes, pero el zoom en las fotos del escenario 360° expuso su presencia. Ese hallazgo, no le gustó.
Por un lado, sabe que en Bahía Blanca el kirchnerismo es mala palabra. No se lo contaron, ya lo vivió en las elecciones 2021, cuando Máximo vino al cierre de campaña en el Club Villa Mitre y fue la peor elección histórica del peronismo en Bahía. Según cuentan los propios peronistas, no solo no los ayudó, sino que los hundió.
Esa experiencia hizo que, en las últimas elecciones, que finalmente ganó, evitara todo tipo de visita kirchnerista de núcleo duro y cualquier imagen K en sus spots o gráficas de campaña. Es más, era muy difícil encontrar el sello de UxP.
Ya sentado en el sillón de Bordeu, Susbielles, por una cuestión lógica, aceitó la relación con Kicillof, sin otra alternativa ante un gobierno nacional que rompió con todos los esquemas de la política y cumple a rajatabla la premisa del déficit 0.
El proyecto de GNL mostró un quiebre en esa relación. Cuando todos le pedían a gritos a Axel que haga lo imposible por ganarle la pulseada a Río Negro, el gobernador no solo no adhirió al RIGI, sino que acentuó su pelea con Milei. La respuesta de Chubi fue clara, el día que se supo que Bahía no iba a tener la planta de GNL, no acompañó a Kicillof en esa conferencia de prensa y, además, hizo una propia minutos más tarde que el Gobernador. Movidas que en política no son bien vistas.
¿Qué pasará de ahora en más? ¿Qué dirán sus socios del massismo, el feliuismo o la Cámpora local sobre este apoyo de Bahía Blanca a Cristina Kirchner, encabezado por el Intendente Federico Susbielles? Por el momento, ninguno se ha pronunciado.
El concejo Deliberante viene mostrando desde su nueva composición, una alarmante degradación de los temas que allí se discuten. Prácticamente todas las semanas sale a la luz alguna discusión interna de funcionamiento, que nada tiene que ver con los problemas reales que padecen los bahienses.
Sin embargo, en la última novela, se cruzaron límites que son peligrosos. Hagamos un breve raconto. Primero, concejales del PRO que responden a la línea de Patricia Bullrich y otra de Avanza Libertad de Espert, se sumaron al bloque de LLA que tenía dos ediles, la presidente del cuerpo, Marité Gonard y Carlos Alonso. Hasta ahí nada raro, una simple réplica de lo que ocurrió días antes en la legislatura de la Provincia. Lo que parecía una buena noticia, llegar a un bloque de 5 concejales, precipitó los conflictos que vienen desde hace tiempo.
Alonso no estuvo de acuerdo en que se sumarán los tres concejales, pero la respuesta a ese movimiento, cruzó una línea muy peligrosa. Realizó una denuncia penal argumentando que habían ingresado a la fuerza a su oficina y que le habían robado una lapicera y una pulsera de oro.
Una denuncia penal, no solo es un jugoso título periodístico, supone cosas muy complejas para quienes resulten involucrados. Por ejemplo, en un eventual juicio oral, podrían ser llamados a declarar, con todo lo que ello implica.
Una vez conocido el escrito de la denuncia de Alonso, se pudieron ver varias inconsistencias. La más importante, es que el denunciante declaró que, alertados de que habían ingresado a su oficina 2 de los 3 nuevos concejales, él junto a su secretario volvieron al HCD alrededor de las 16:30hs. Allí constataron que faltaba la lapicera y la pulsera de oro. Sin embargo, su secretario, declaró que, cuando volvieron al recinto, el no ingresó y esperó a Alonso en la puerta.
Lo peor llegó después, cuando, con algo tan simple como las cámaras de seguridad, se comprobó que ni Alonso, ni su secretario, ingresaron al Concejo en el horario que declararon.
Esto provocó que los acusados realicen una contra denuncia por entender que Alonso había mentido en su declaración.
Si se comprueba que hubo una falsa acusación de Carlos Alonso para 3 de sus compañeros, ¿qué medida se tomará al respecto?
Según pudo enterarse esta sección, muchos concejales están molestos por las formas en que se realizaron y se realizan, algunas cuestiones administrativas dentro del HCD. ¿Qué dirán ante semejante gravedad institucional? ¿Será motivo de expulsión del cuerpo?
Veremos que ocurre en la sesión de esta semana, mientras tanto, habrá que esperar que determina la justicia.