Los perros son muy
curiosos y querrán revisar todo
aquello que aparezca como nuevo, incluyendo los elementos decorativos, los regalos y los nuevos alimentos
elaborados.
Las comidas navideñas
son un delicioso manjar para nosotros y un posible problema para nuestras mascotas, ya que sus metabolismos
nos están preparados para digerir determinados nutrientes.
Es nuestra responsabilidad avisar a los invitados de que no queremos que compartan la comida con nuestros
perros y gatos.
Los principales
alimentos de riesgo son:
Los huesos cocinados y
las espinas que pueden astillarse.
La carne y los huesos
de cordero, por su contenido graso.
Los embutidos, por su
elevado contenido en sal.
Los chocolates,
tóxicos por contener teobromina.
Las uvas, las pasas,
la cebolla, el ajo y los puerros, habituales en los cocidos, que son tóxicos.
La cáscara del marisco
ya que contiene la quitina que no es digerible.
Una adecuada
selección de las plantas y de su ubicación nos ayudará a evitar accidentes.
El árbol de Navidad será atractivo para trepar a él, jugar
con sus ramas, rascar la tierra e incluso orinar en la maceta. El riesgo está en que el árbol se tumbe y dañe
a tu mascota.
Busca una buena base sólida y sujétalo a la pared. Cubre la
base con papel de aluminio y rocía el árbol con citronela, conseguirás un olor
agradable para los humanos pero que rechazará tu perro. También evitarás que tu perro pueda ingerir las hojas punzantes del
árbol que podrían causarle alguna perforación intestinal.