Si vos o alguien
a quien querés habla casi exclusivamente con referencias de Internet, podés
estar sufriendo una afección conocida como brainrot. Es decir, “cerebro
podrido” en español.
El término se
refiere sobre todo a los contenidos de Internet de poco valor y a los efectos
que provoca pasar demasiado tiempo consumiéndolos. Ejemplo: “Estuve
viendo tantos videos en TikTok que ya sufro de brainrot”.
El debate en Internet sobre el brainrot se ha
extendido tanto que algunos usuarios de las redes sociales han empezado a crear
parodias de personas que parecen encarnar la afección.
Acusar a alguien
de tener brainrot no es un cumplido. Pero algunas
personas muestran un cierto orgullo al admitirlo. Un reciente cuestionario de
BuzzFeed en el que se retaba a los lectores sobre curiosidades oscuras
de Internet se titulaba: “Si aprobás este cuestionario sobre el brainrot,
tu cerebro está cocido al mil por ciento”.
“Una de las maneras más fáciles de saber si el cerebro de alguien ha
sido destruido por las redes sociales es notar con qué frecuencia esa persona
hace referencia a la jerga de Internet”, publicó hace poco el influencer Joel
Cave en un tiktok. “El hecho de que el internet pueda infiltrarse tanto en
nuestro cerebro que la gente ni siquiera tenga control sobre lo que dice -solo
tienen que hablar de cualquier meme que hayan visto mucho- me parece una
locura”.
Algunas cuentas de redes sociales se dedican a crear “contenido sobre brainrot”,
que se ha convertido en un propio subgénero de entretenimiento.
Taylor Lorenz, autora de Extremely Online: The Untold Story of
Fame, Influence, and Power on the Internet, dijo que consideraba brainrot (cerebro
podrido) como un sinónimo de la frase en inglés “broken brain” (cerebro
descompuesto). Ambos términos de Internet se aplican a quienes han sido tan
torcidos por lo que ven en línea “que han perdido la capacidad de funcionar
en el mundo físico”, explicó Lorenz, columnista del Washington Post
que antes fue reportera de The New York Times.
¿UNA MEDALLA DE
HONOR?
El término brainrot,
que apareció en Internet en 2007, pretende ser juguetón. Pero su aumento
de popularidad está relacionado con el reconocimiento creciente de un trastorno
que los investigadores del Hospital Infantil de Boston han denominado como “uso
problemático de los medios interactivos”.
Michael Rich, pediatra que fundó el Laboratorio de Bienestar Digital
del hospital, dijo que sus pacientes se refieren al brainrot como
“una manera de describir lo que ocurre cuando pasás mucho tiempo en Internet,
y trasladaste tu conciencia al espacio en línea en lugar de la vida real, y estás
filtrando todo a través del lente de lo que se ha publicado y lo que se puede
publicar”.
Rich añadió que muchos de sus pacientes parecen considerar que tener brainrot es
una medalla de honor. Algunos incluso compiten por pasar más tiempo frente a
la pantalla, del mismo modo que lo hacen para obtener las mejores puntuaciones
en los videojuegos. Bromean sobre ello, así que están lo bastante
conscientes de la situación como para comprender que el uso obsesivo de Internet
les afecta, pero no lo bastante como para detenerlo.
“A pesar que están experimentando brainrot, no lo utilizan como motivación para alejarse de eso”, aseguró Rich.
Joshua Rodríguez Ortiz, de 18 años, estudiante de último grado de
secundaria en Billerica, Massachusetts, dijo que ha oído hablar del término
cada vez más en los últimos dos meses: “Creo que la gente empezó a darse
cuenta de que TikTok está consumiendo nuestras vidas hasta tal punto que me
pareció que nos estaba ‘pudriendo el cerebro’, porque la gente revisa
TikTok constantemente y hay muchas referencias a nichos de la plataforma”,
aseguró.
Rodríguez Ortiz, estudiante asesor en el Laboratorio de Bienestar
Digital de Rich, ayuda a los adultos que trabajan para tratar el uso
problemático de los medios interactivos a entender cómo utilizan los jóvenes la
tecnología digital. Aunque es un estudiante estrella (irá a Harvard el
año que viene), dijo que incluso a él le costaba trabajo limitar el uso del
teléfono.
Dijo que ahora
establecía restricciones en su teléfono que le permitían acceder a sus
aplicaciones más utilizadas -Instagram y TikTok- sólo durante 15 minutos
cada vez.
ADORMECERSE A
UNO MISMO
Mientras el Laboratorio de Bienestar Digital trata de entender el uso
de las redes sociales y crear normas saludables para ello, otros grupos están
adoptando una postura más punitiva. Newport Institute, un centro de tratamiento
hospitalario de salud mental para jóvenes adultos, empezó hace poco a reclutar a
personas que sufren de brainrot. En su sitio web, el instituto
anima a los padres cuyos hijos sufren “dependencia de las pantallas” y
“adicción digital” a considerar planes de tratamiento en uno de sus centros
repartidos por todo el país.
Para Rich y los expertos del Laboratorio de Bienestar Digital del
Hospital Infantil de Boston, el brainrot no es tanto una
adicción a Internet como un mecanismo de defensa para personas que podrían tener
otros trastornos subyacentes que los lleven a adormecerse con
la revisión sin sentido de las redes sociales o con sesiones de juego demasiado
largas.
“Internet y los juegos son utilizados, por ejemplo, por niños con TDAH
que pasan el día en la escuela sintiendo que no pueden seguir el ritmo, que no
pueden seguir lo que está pasando, no solo en el aula, sino incluso en el patio
de recreo”, explicó Rich.
El objetivo de Rich es replantear el debate sobre el uso de Internet y el teléfono de “bueno frente a malo” a “sano frente a menos sano”, en un intento de ayudar a padres e hijos a desarrollar mejores hábitos en línea.
Fuente: La
Nación