Las pulgas son insectos parasitarios achatados de entre 1 y 6 mm de longitud, de color marrón, con boca picadora y succionadora, que no vuelan, pero que tienen patas muy largas que les permiten correr y saltar alcanzando 30 centímetros de distancia. Se alimentan de la sangre del animal huésped que infectan.
Cuando una pulga hembra llega a nuestro animal y consigue
succionar su sangre, en apenas 24-48
horas comenzará la puesta de huevos, alcanzando la cifra media de 30 huevos
diarios. El ciclo de vida de la pulga comienza en el huevo, que evoluciona
a larva, que se convierte posteriormente en pupa y finalmente llega a pulga
adulta.
La pulga adulta pone
los huevos durante el periodo de descanso del perro, y éstos acostumbran a
caer en la cama o el lugar de descanso del animal permitiendo que, una vez
eclosionados, las larvas permanezcan
escondidas bajo almohadones, alfombras o grietas del suelo, y queden a la
espera de adherirse al primer animal que se aproxime. Nuestra mascota puede
contagiarse también por el contacto con otros perros o gatos, y con otros
animales salvajes o de granja, en parques y bosques.
¿Cómo puedo sospechar que el parásito está presente?
Si nuestro perro tiene pulgas, lo más probable es que experimente picores y reacciones cutáneas localizadas con manchas rojas en la piel. Veremos que se rasca y se mordisquea la piel con frecuencia, y posiblemente le aparezcan costras, enrojecimiento y zonas con caída de pelo y zonas con caída de pelo. Las zonas preferidas de las pulgas son la parte posterior de las orejas, el lomo, la base de la cola, el vientre y la zona interior de los muslos. En algunos casos de perros con hipersensibilidad a las pulgas, puede aparecer una dermatitis alérgica, de carácter grave, originado por el alérgeno que transmite la saliva de la pulga a través de la picadura. En los cachorros pueden aparecer síntomas de anemia debido a la pérdida de sangre que sufren por la succión de las pulgas.
¿Cuál es la mejor
prevención?
Para prevenir, la
mejor manera es actuar sobre el entorno y sobre el animal. La higiene del
animal y la limpieza de su cama y su zona de recreo serán imprescindibles. Existen
aerosoles para tratar el entorno, collares y champús para tratar directamente
al animal, y también el aspirado regular, y el lavado de camas y mantas a más
de 60º durante más de 10 min será útil para eliminar huevos y pulgas de su cama
y el suelo.