Hace unas horas nada más finalizó la primera edición del festival Nueva Sur. Es difícil hacer un balance cuando se trata del debut pero debemos decir que el saldo es positivo.
En una tarde que arrancó a pleno viento y mucho calor, para ir acomodándose y finalizar con una noche soñada. El comienzo estuvo a cargo de Andr0, un ratito más tarde lo pactado, desplegando lo que ya saben hacer y muy bien. Un combo que funciona a la perfección y ya están cancheros con esto de los escenarios grandes. Mientras la gente, entre banda y banda, se iba un rato al Domo de música electrónica se preparaba Siete Rayos.
Con un sonido directo, Siete Rayos puso a bailar a la gente que de a poco iba llenando los claros, a medida que iba bajando el sol. Nina Suárez entre punk y baladas indie para una audiencia que empezaba a pegar los primeros saltitos con la banda de la hija de la recordada Rosario Bléfari, la tarde noche se iba calentando aún más. Dum Chica desde Buenos Aires con una batería de canciones y la complejidad de ser visitante en una ciudad donde el fuerte no es el indie precisamente.
Pasadas las 21 llegaba uno de los platos fuertes de la noche, Luceros, el ojo daltónico. La banda local más convocante subía al escenario para hacer su clásica presentación de "entre Navidad y fin de año". En algunos años fue el Reino, después Rossini y ahora tocó en el Festival Nueva Sur. Un set list potente, mezclando los clásicos de siempre y algunas canciones que no tocan habitualmente para no defraudar a las cientos de personas que fueron por ellos porque un lucero siempre alienta. Hasta Boyo se animó a desafiar a Joaquín Levinton que siempre dice que el de Turf es el pogo más grande del mundo: "No Joaquín, acá no, acá es el nuestro".
Así sonó "Chau Sofía" y, por supuesto, "Mesita de Miravalles" para cerrar una noche más demostrando porque son lo que son y porque serán lo que fueron. Luceros, el ojo daltónico #Orgullobahiense.
Llegó el momento de la primera banda nacional y la más popular, la que todos nosotros conoce al menos una canción: Turf. Y así fue la hora y monedas que duró el recital, un hit atrás del otro con un Joaquín Levinton súper lúcido jugando y cantando con toda la gente que, para esa altura, había colmado el escenario principal del festival.
El turno de Massacre con su estilo único y como hace un tiempo dijo Walas en BHInfo: "Massacre es un estilo propio de música en si mismo". Así es, subieron al escenario a mostrar un sonido tan particular como prolijo y contundente donde, es cierto, la gente no coreó todas las canciones pero observó respetuosa y en gran número a pesar de estar entrando en la madrugada del sábado.
Para finalizar llegó El Mató con el desafío de ser la última banda, agarrar a todos cansados de luchar con el viento y el calor y a un par de horas que empiece a salir el sol. Cumplieron con creces y le dieron cierre a este Nueva Sur que, sin dudas, merece repetir y quedarse.
Más de 4500 personas pasaron durante la jornada para transformarlo en un éxito. Por supuesto que hay cosas para ajustar y mejor, pero son los organizadores los que más saben de esto. Un gran acierto el domo de Fvck Records donde podías ir a bailar muy buena música electrónica entre banda y banda o ir mezclando momentos, el line up siempre generará polémica o aprobación según sea el gusto musical del oyente, los ingresos y egresos ordenados y la parte gastronómica siempre es compleja cuando estás llevando al medio del campo un evento de estas características. El saldo es súper positivo y brindamos este fin de año para que en 2025 tengamos un nuevo nueva Sur por el bien de Bahía.