El envejecimiento suele percibirse como una etapa inevitable
marcada por una pérdida gradual de energía y vitalidad. En un ejemplo común,
encontramos a hombres que, al alcanzar los 60 años, se sienten atrapados en un
destino que parece guiarlos hacia un declive similar al que vieron en
generaciones anteriores.
Sin embargo, pequeños cambios en el estilo de vida pueden
tener un impacto positivo en el proceso de envejecimiento y en la calidad de
vida. Según afirma en su columna de Newsweek Ana Casas, especialista en longevidad
masculina, tres prácticas sencillas son capaces de transformar la salud y
extender la vida de los hombres al cerrar la brecha de longevidad con las
mujeres.
El sueño juega un papel crucial en la longevidad y la salud
general, aunque frecuentemente se le descuida. Según Casas, establecer un
horario de sueño regular es uno de los cambios más transformadores para la
salud.
El cuerpo humano necesita períodos regulares de descanso
para repararse y funcionar de manera óptima, y los beneficios van mucho más
allá de la sensación de descanso inmediato. La investigación indica que los
hombres que duermen lo suficiente y a horas constantes viven en promedio 4,7
años más que aquellos con patrones de sueño irregulares.
El segundo hábito que Casas destaca es el entrenamiento a
intervalos de alta intensidad o HIIT. En contraste con la idea de que el
ejercicio debe durar horas, el HIIT consiste en hacer ejercicios intensos de
corta duración, alternando con períodos de recuperación.
Estudios demuestran que incluso con tan solo 12 minutos de
HIIT a la semana se pueden obtener beneficios para la salud del corazón,
mejorar el estado de ánimo y optimizar hormonas relacionadas con la longevidad.
Por último el ayuno intermitente (IF), o la práctica de
restringir el consumo de alimentos a una ventana de horas específica del día,
es otra estrategia que Casas recomienda. Este método es simple, no implica
modificar la dieta en sí, y ha demostrado efectos favorables en la salud
celular y en la reducción de riesgos de enfermedades crónicas.
El IF permite que el cuerpo descanse de la digestión y enfoque su energía en la regeneración celular, disminuyendo el riesgo de enfermedades ligadas al envejecimiento.